Roles de género

Esto de intentar educar a tus niños en la igualdad, es un infierno.

Si te intentas salir del papel y no inculcarle a tus hijos e hijas los estereotipos, prepárate.

Tú le enseñas a acariciar las flores a tu niño. A cuidarlas y a regarlas.

Y tu madre viene por detrás y dice: eso no le gusta a él. ¡Enséñale los camiones!

Tú le dices que cuidar es cosa de todos. En tu casa ve que cuidar es cosa de todos.

Pero en el parque ve que son las niñas las que juegan con muñecas. En la familia se da cuenta de que son las mujeres las que cuidan. En el cole le leen Caperucita Roja.

Y ¿quién cuida en el cuento de Caperucita Roja? Pues eso.

Tú a tu niña le dices que es lista y que hay que ser valiente, y que se defienda.

Pero en el cole, le leen Caperucita Roja.

Que es idiota y se pierde en el bosque y es lerda porque no reconoce al lobo vestido de abuela.

Y Caperucita ¿es valiente y se defiende? No. Tiene que venir a salvarla un hombre, un cazador con una escopeta.

A tu niño le gustan las lentejuelas y la brillantina. Pero cuando va con su mochila de Frozen de lentejuelas, en el cole se ríen de él, porque lo que lleva es de niña.

Tú, no quieres que sufra. Solo le pones la mochila los fines de semana.

Es desolador.

El otro día me contaba una lectora lo que las mamis del cole le dicen a su niño:

Si es guapo, que parece una chica…

O que a cuantas chicas les va a romper el corazón…

Si lleva una muñeca, si es de su hermana…

Si se pone un collar, que a qué niña se lo va a regalar…

Si lleva algo rosa, que lo ha heredado de la hermana…

Si lleva algo de Minnie, si no le gusta más Micky…

Si se pone un ganchito, si le ha peinado su hermana…

Si le pinta las uñas, lo mismo…

Mira, es como una pesadilla.

Y te sientes sola en el mundo y quieres GRITAR.

Porque los niños y niñas perciben todo eso e imitan las normas sociales implícitas.

Y además, se ven influenciados por lo que les puede decir su grupo de iguales. No quieren destacar y someterse a las críticas.

¿Será innato?

Con semejante panorama y control social cuando intentas salirte del patrón, me sorprende que a alguien todavía se le pase por la cabeza que pueda ser innato el que los niños jueguen con coches y las niñas con muñecas.

Pero esta semana me lo ha preguntado un lector, así que voy a responder por aquí.

Él me decía que su hija está creciendo en un ambiente igualitario, pero que se pirra por las muñecas y vestidos de princesas. Y que se pregunta si será aprendido, pero que es extraño porque la niña no ve televisión y los dibujos pasan por su filtro. Y que el colegio al que va no es muy común y no están los roles impuestos.

Bueno, siento que me repito más que el ajo.

Pero recapitulemos, para que quede claro por si no has leído los anteriores emails.

Ya hemos hablado de que la rosificación de las niñas empieza desde antes de su nacimiento y sus implicaciones son: que las niñas sean bonitas y monas y que tienen que aspirar a ser señoritas y posteriormente atractivas.

Y que a los niños, les vestimos de héroes porque son valientes, les gustan las ciencias porque son listos y son líderes natos.

Entonces, si me preguntas, ¿será innato?

Te pregunto a ti ¿crees que es innato que tu hija aspire a ser mona y a ser una princesa a la que vengan a salvar?

¿O crees que tu hija puede aspirar a ser una líder y a ser buena en ciencias?

Y si tienes un hijo, ¿crees que si algún día si tiene hijos o hijas no va a tener instinto de protección y de cuidado hacia ellos?

Piénsalo. Porque esa es la creencia que hay detrás.

Como lo tenemos tan interiorizado, no nos damos cuenta de lo retrógrado que es pensar que es innato que nosotras estemos programadas para ser princesas y guapas y para cuidar.

No es innato. Es una construcción social que se fragua desde que estamos en la tripa de nuestra madre y se impone en nuestra sociedad a través de los roles de género.

Y, ¿qué son los roles de género?

En esta sociedad patriarcal están definidos unos roles de género o estereotipos sexuales, mediante los que se definen unas normas y unos valores que se asignan en función del sexo.

Es decir, que según el sexo se atribuyen a mujeres y hombres distintos trabajos y distinto valor, y distintas responsabilidades y obligaciones.

Son unas normas no escritas que establecen una serie de comportamientos como propios o adecuados para un determinado sexo.

Se espera que te comportes de determinada forma en función de si eres hombre o mujer.

Estos roles determinan cómo los hombres y mujeres deben pensar, hablar, vestirse e interactuar dentro del contexto de la sociedad.

Se espera que las mujeres sean complacientes, amorosas y emocionales, y que los hombres sean masculinos, fuertes, confiados, seguros, valientes y agresivos.

Por eso, aún hoy, la mujer que no quiere ser madre es presionada para serlo, las madres que trabajan fuera de casa y priorizan su carrera profesional se les acusa de malasmadres.

Porque, piénsalo, ¿cuántas veces has escuchado la palabra “malamadre”? Muchas.

Y cuántas veces has oído decir que alguien es “malpadre”? Pues eso.

Y no te lo pierdas, porque mientras escribo en el documento de google con el corrector ortográfico, me acepta la palabra malamadre y me subraya la palabra “malpadre” como incorrecta. Se ve que eso no existe. Las malasmadres, sí.

De la misma manera, cuando un hombre se dedica a las tareas del hogar, siente la presión de llevar la economía del hogar.

Y es que acabar con el patriarcado nos va a liberar a todos, no solo a las mujeres.

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