El papel que han escrito para ti

En el último email hablé de que tratamos diferente a los niños y las niñas.

Y tú dirás, ¡YO NO!

Si soy super igualitario! O igualitaria! Educo a mis niños o niñas en el feminismo.

Ya, yo también pensaba igual.

Pensaba que la educación de mis niños dependía solo de mi.

Que yo iba a poder, con mis superpoderes de mente despierta, educar a mis niños en la igualdad.

Qué ilusa. Qué ingenua era.

Bueno.

El problema es que no solo educas tú: la televisión, el colegio, la familia, las amistades.

Tú eres una pequeña parte dentro de todo su universo.

David contra Goliat.

A veces pienso que tengo la partida perdida antes de empezar a jugar.

Hablando de jugar, vamos con un ejemplo.

Prueba a entrar en una juguetería a pedir un juguete, es lo mismo que en una zapatería, o en una tienda de ropa. La mayoría de las veces, llega la preguntita:

• ¿Para niño o niña? – aquí ya suspiro.
• Para jugar.
• Ya, pero… ¿es niño o niña? – a la segunda ya, se me hincha la vena.
• ¿Es que eso importa? ¡¡¿Me vas a dar la fregona para la niña y la espada para el niño?!!

Vale, nunca llegué a afrentar así a nadie, pero ya en mi gesto se daban cuenta de que iban a tener que buscar un juguete sin saber el sexo de la criatura. Era la única forma de que me enseñaran juegos neutros.

O eso, o se pasaba todo el rato diciendo: a las niñas les suelen gustar estas casitas de muñecas, a los niños les suelen gustar las pistolas… Y entonces ya, la que cogía la pistola era yo para pegarme un tiro.

El barco pirata y las cocinitas

Cuando era niña, solía ir a casa de mis primos a jugar. Tenían un barco pirata de Playmobil maravilloso. Me pasaba las horas jugando con él. Me encantaba.

También tenían un coche teledirigido. Me moría de envidia. Yo también quería uno.

Se lo pedí a mi madre, pero me dijo que esos juguetes eran de niños.

Al final, de la insistencia, mi tía me regaló el coche teledirigido. ¡¡¡Gracias, tía!!!

Es posible que tengas alguna anécdota parecida.

No es que me causara ningún trauma infantil quedarme sin mi barco pirata, pero ahora cuando analizo mi infancia desde mi posición de mente despierta, estas anécdotas me resultan reveladoras.

Recuerdo que me regalaron una cocinita rosa. Y que cuando llegaban visitas a casa, les preparaba un café en mi cocinita.

Para ellos, el barco pirata: soñar con aventuras.

Para nosotras, la cocina: cocinar y servir a otros.

¿No te da qué pensar?

Las niñas muñecas, los niños superhéroes

Pero a ver, ¿por qué es sexista educar distinto a las niñas y los niños?

Porque en esta sociedad nos volcamos en formar de manera desigual a los niños y a las niñas y se hace con el objetivo de que luego ocupemos funciones distintas en la sociedad, y demos sentidos distintos a nuestras vidas.

Seguimos con el ejemplo de los juguetes.

Para los niños: juguetes bélicos como pistolas y espadas, monstruos, balones de fútbol, coches, superhéroes.

Para las niñas: muñecas, la mayoría de las veces hipersexualizadas como la barbie, casitas de muñecas, cocinitas, princesas, todo rosa.

Las niñas son princesas. Los niños, héroes.

A las niñas las tienen que venir a salvar. Los niños son los protagonistas, salvan ellos.

De forma consciente o inconsciente, adoctrinamos a los niños y les encaminamos para que sean de una manera y a las niñas de otra.

El juego es determinante para aprender normas y valores en la sociedad. Y esto condiciona nuestros comportamientos y nuestras elecciones según el sexo.

Desde que empezamos a andar, a las niñas nos ponen una muñeca en un carrito de paseo y ya nos están diciendo que nuestro papel es cuidar.

Si tú le regalas una muñeca al niño el abuelo dice “a ver si va a salir maricón”.

Es verdad que ya no se hace tanto de forma explícita.

Pero es una información que reciben de todo lo que nos rodea. El niño ve que en casa son las mujeres las que se responsabilizan de los cuidados, son ellas las que cuidan de los mayores de la familia, ven que es su madre la que se ha reducido la jornada, que son mayoritariamente madres las que están en el parque con ellos.

Y si un niño cree que no puede jugar con muñecas, y percibe que cuidar no es su papel, se convierte en la profecía autocumplida.

Es más difícil que cuando sea mayor considere que esa es también su responsabilidad.

Educarnos diferente nos condiciona para tener capacidades distintas. Y limita las capacidades de las niñas. Y de los niños.

Han escrito para tí un papel que te han ido inculcando desde que estabas en la tripa de tu madre.

Ese papel son los roles o estereotipos de género.

Y ¿qué consecuencias tiene eso? Si te sientes bien con ese papel, es maravilloso.

Pero, ¿qué pasa si no te gusta y te quieres salir de ese rol?

Iremos viendo qué son exactamente los roles de género, qué consecuencias directas tienen en la conformación de la personalidad y qué pasa y cómo te penaliza la sociedad si te sales de ese papel que han escrito para ti.

 

Si te ha gustado esta newsletter, reenvíasela a alguien que le pueda interesar. Cuantas más mentes despertemos, mejor